Historia de la Gastronomía Francesa
Historia de la Gastronomía
Francesa
Fruto de la evolución centenaria de la nación
francesa, su gastronomía ha ido reintentándose sucesivamente con el paso de la
historia, los movimientos sociales, políticos o artísticos, la evolución en el
tipo de jornada laboral y el acceso a nuevas y diversas materias primas. El
origen de las sucesivas vanguardias culinarias fue siempre la ciudad de París,
donde residían los chefs encargados de la realeza, figuras en algunos casos de
extrema importancia en la so
ciedad de la época y cuya influencia se extendía al
resto del Reino y del orbe.
Edad Media
La comida diaria del hombre de a pie durante la Edad
Media era repetitiva, de subsistencia y totalmente dependiente de las materias
disponibles en el entorno más cercano. Es sólo durante los banquetes servidos a
la aristocracia cuando se trata de desarrollar platos más elaborados, base de
la gastronomía medieval. En estos banquetes los platos se servían todos al
mismo tiempo (service en confusion) y eran comidos con las manos. Primaban las
carnes, acompañadas de pesadas salsas y mostazas y las tartas, que servían más
a consideraciones prácticas y de manejo que culinarias (hasta la Baja Edad
Media no aparece la pasta brisa). Otra forma habitual de preparar los alimentos
era machacarlos hasta reducirlos a purés o pastas, basándose en la creencia muy
extendida de que eso facilitaba la asimilación de los nutrientes
Antiguo Régimen
Durante el Antiguo Régimen la actividad económica y
cultural se centraliza en París, hacia donde se dirigen los principales chefs y
artesanos gastronómicos. Los alimentos se distribuyen en los mercados (como los
parisinos de La Mégisserie o Les Halles) y la actividad económica está regulada
en gremios supervisados por las autoridades locales y la corona.9
Entre los gremios relacionados con la alimentación se
distinguen los de materias primas (pescadores, carniceros, mercaderes de grano
o de verduras) y los de comidas más o menos elaboradas (panaderos, pasteleros,
salseros, charcuteros, queseros...). Estos gremios sentarán la base para la
posterior aparición de la actividad industrial, al definir entre otras cosas la
asignación de tareas (aprendiz, cocinero y maestro de cocina). Las cocinas
reales no se escapaban a esta jerarquía, no siendo infrecuente movimientos de
entrada y salida de las mismas dentro del mismo gremio.10
A lo largo de los siglos XV y XVI se van incorporando
al acervo culinario los productos traídos de América como las alubias, con las
que se empieza a elaborar el cassoulet.
Siglo XVII e inicios del XVIII
Es durante el siglo XVII cuando se sientan las bases
de la haute cuisine actual. El padre de este cambio de lo medieval a lo moderno
es el cocinero François Pierre La Varenne, autor de los libros Le Parfait
confiturier, Le Pâtissier françois, L’École des ragoûts y, sobre todo, del
célebre Cuisinier françois, que supone una auténtica revolución en materia
culinaria. La Varenne preconiza potenciar el sabor natural de los productos
abandonando los platos fuertemente especiados. De las especias exóticas
(comino, jengibre, azafrán, nuez moscada, canela, cardamomo...) se pasan a las
finas hierbas; perejil, tomillo, laurel, estragón, perifollo o salvia hacen su
irrupción como condimentos. Los sabores agridulces son proscritos y el azúcar,
utilizado hasta el momento como una especia más se reserva exclusivamente para
los postres.
Finales del XVIII y XIX
El terremoto de la Revolución francesa barre también
los cimientos de la industria alimentaria. Al suprimir los gremios, cualquiera
puede cocinar y vender cualquier producto sin más control que el de las propias
autoridades. En esta época ejerce como pastelero Marie-Antoine Carème, quien
tras ser descubierto por Talleyrand acabará al servicio del propio Napoleón.


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